Claudio Agostini

Notarios y conservadores otra vez

Los notarios y conservadores son un grupo de presión con más influencia de la que creemos que han sido exitosos en bloquear reformas que, si bien benefician a toda la ciudadanía, les quitan sus propios privilegios y rentas

Por: Claudio Agostini | Publicado: Jueves 10 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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El gobierno anunció una nueva reforma al sistema de notarios y conservadores de bienes raíces. El proyecto del gobierno crea un sistema de selección de notarios y conservadores por concurso público, sanciona hasta con inhabilidad las faltas que cometan en el ejercicio de sus funciones, fiscaliza las tarifas cobradas y licita las notarías al que cobre menores tarifas entre quienes cumplan los requisitos para ser notario.



En lo personal, me parece un muy buen proyecto que genera competencia y transparencia rompiendo así un antiguo monopolio de privilegios. Como era de esperarse la primera reacción de los notarios y conservadores fue oponerse. No es la primera vez que se intenta hacer una reforma a este sistema. El gobierno anterior también intentó hacer cambios y no pudo.

En declaraciones a la prensa, uno de los conservadores de Santiago ofreció una explicación de por qué todos los intentos de reforma han fracasado: “como el sistema es bueno, finalmente no se modifica”. En mi opinión, la explicación es otra: los notarios y conservadores son un grupo de presión con más influencia de la que creemos que han sido exitosos en bloquear reformas que, si bien benefician a toda la ciudadanía, les quitan sus propios privilegios y rentas.

Uno de los argumentos que siempre ha esgrimido este grupo de privilegiados para oponerse a los cambios es que no se puede jugar con la fe pública. Esta vez el argumento volvió a aparecer con más fuerza “la fe pública no se puede licitar al mejor postor”. Es un argumento que no me deja de sorprender. ¿Por qué razón si se establecen requisitos para ser notario y conservador no se puede luego licitar a menor tarifa entre todos los que cumplen con los requisitos? En el sistema actual son nombrados por el Ministerio de Justicia a partir de una terna que generada en el Poder Judicial. ¿Por qué extraña razón el actual sistema poco transparente y sujeto a tráfico de influencias sí protege la fe pública?
El argumento de que el sistema es bueno tampoco parece ser muy consistente con la evidencia. No sólo hay notarios que cobran mucho más de la tarifa regulada, sin que hayan sanciones por lo demás, sino que además el servicio en varias notarías es lento y con bajo uso de tecnología. Es así como probablemente todos tenemos experiencias no muy positivas respecto al precio y la calidad del servicio de algunas notarías. No soy la excepción. La última vez que tuve que hacer un trámite notarial, llegue a las 9:30 en punto a la notaría que era precisamente la hora en que abrían. No llegó nadie a abrir hasta las 10:00. Luego de una larga espera para que alguien usando sólo dos dedos llenara en el computador el formulario que yo necesitaba, me dijeron que tenía que esperar a que llegara el señor notario. Como a las 11:00 aún no llegaba y reclamé, me ofrecieron una solución. La hija del señor notario tenía poder de firma también, pero para el día anterior. Si yo estaba dispuesto a cambiar la fecha del documento entonces la hija del notario podía firmar y no tenía que seguir esperando.

Si bien no se puede generalizar, hay varias preguntas que surgen de esta anécdota. La primera, es obviamente cómo alguien puede llegar más de una hora y media tarde a su trabajo sin que haya problema alguno. ¿Nos permitirá la ley laboral echar al notario si lo hace tres días seguidos sin justificación? La segunda pregunta, es cómo llegó la hija del notario a ser su subrogante y tener derecho a firma para las veces en que el papá no llega al trabajo. ¿Habrá concursado también? ¿Estará ahí por mérito o por nepotismo? La tercera, y más importante dado el argumento que usan los notarios y conservadores para oponerse a las reformas, es cómo se garantiza la fe pública cuando se está dispuesto a ofrecer el cambio de fecha en la firma de un documento. Dependiendo del documento puede que no sea grave que tenga fecha de un día antes de cuando verdaderamente se firmó, pero claramente eso no es un ejemplo de garantizar la fe pública.

Creo firmemente que el actual sistema no da para más y la reforma que propone el gobierno va en la línea correcta. La falta de competencia, lo poco transparente, lo caro y lento, contrario a lo que opina uno de los conservadores de Santiago, no reflejan precisamente un buen sistema. El costo para la sociedad de mantenerlo así es alto y sólo beneficia a los notarios y conservadores. Esperemos que a diferencia de los intentos anteriores esta reforma sí se apruebe.

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